En 1995 se prohibió en Europa la fabricación de los famosos CFCs (cloro-fluoro-carbonos), los compuestos sintéticos utilizados en numerosas industrias, que demostraron ser extremadamente nocivos para la protectora capa de ozono de la estratosfera. Otras muchas sustancias siguen amenazando hoy el clima del planeta, y la prohibición de los CFCs fue solo un granito de arena en la escalada humana por disminuir los niveles de gases y actividades causantes del calentamiento global.
De la mano de Mario Molina, premio Nobel de Química en 1995 por su investigación sobre la acción de los CFCs en la capa de ozono, Redes repasa las principales amenazas para el futuro del planeta y el papel de la sociedad en la evolución del clima.
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